El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre la población femenina causante del 14% de las muertes anuales. Es importante no solo recordar este día, sino también tomar consciencia sobre esta terrible enfermedad, y reconocer nuestra fragilidad frente a ella.
El Papa Francisco en el octavo capítulo de su Exhortación Amoris laetitia, resalta tres verbos para saber cómo actuar ante esa fragilidad humana: *“Acompañar, discernir e integrar”.* Estas tres actitudes nos permiten encaminar nuestra vida cristiana y más aún cuando se sufre una enfermedad como el cáncer.
1. Acompañar. El cáncer es una enfermedad en la que necesitamos especialmente sentirnos arropados. El acompañamiento es crucial para animarnos, ayudarnos y cuidarnos.
2. El discernir nos invita a escuchar, a estar atentos a nuestra salud, a cómo nos sentimos y actuar responsablemente. Necesitamos pues tiempo para realizar los controles prescritos por los médicos.
3. Integrar a quienes sufren por cualquier causa, también por una enfermedad, es crucial para la construcción de una sociedad más justa y compasiva.
Y es que quien acompaña y discierne tiene siempre presente el corazón misericordioso y compasivo de Jesucristo, percibe como propio el dolor del otro y ayuda en su integración en la vida cotidiana.



                                 

 




“Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.(Mc 1,29-31)”
Hay una lección en este pasaje evangélico, y es el hecho de que Jesús no va solo a visitar a la anciana enferma, sino que va a ella junto con los discípulos. Esto lo que nos está enseñando es que la comunidad cristiana es la que debe ocuparse de los ancianos, especialmente hoy, cuando el número de ancianos ha crecido.
Debemos sentir la responsabilidad de visitar a los ancianos que a menudo están solos y presentarlos al Señor con nuestra oración y brindarles compañía y alegría. Una sociedad es verdaderamente acogedora de la vida cuando reconoce que ella es preciosa también en la ancianidad, en la discapacidad, en la enfermedad grave e, incluso, cuando se está extinguiendo. 👵👴♥️🥳



300 años de la imagen de Nuestra Señora del Rosario del Palmar.                                      

Los inicios se remontan a 1680, cuando el caserío Llanogrande se fue formando en torno a las haciendas La Herradura, Loreto, Malagana, el Palmar y Llanogrande. Allí se erigió una pequeña capilla que luego conformó la Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario del Palmar en 1722, con el Padre Gaspar de Oviedo.


En 1766 el Padre Gregorio de Saa donó una gran extensión de terreno, que luego el Padre Juan Varona (1751 a 1773), loteó entre los vecinos. Para junio de 1773 se fijó la fecha de la fundación de Palmira cambiando el nombre de Llanogrande en honor de la Virgen del Palmar. En 1824 se erigió como municipio de Palmira.


Varios templos se construyeron a lo largo de los años hasta que en 1914 Mons. Guillermo Becerra, con el ingeniero redentorista José Viner y el maestro Leoncio Lorza, se inician las obras de construcción del actual templo que en 1952 recibió el titulo de Iglesia Catedral al crearse la Diócesis de Palmira. La Catedral tiene 80 metros de altura y es la segunda más alta del país.


La Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Rosario del Palmar fue declarada Monumento Nacional, bien de interés Cultural del Ámbito Nacional BICN, mediante la Ley 153 del 15 de julio de 1994 e igualmente el Decreto 1907 del 2 de noviembre de 1995, la declara como Monumento Nacional.





El lienzo de la Virgen del Palmar tiene más de 300 años y fue traído en procesión desde la hacienda Malagana a la Capilla de Llanogrande. El cuadro de autor desconocido es de escuela renacentista y debió plasmarse hacia principios del siglo XVII, se encuentra enmarcado en marco de plata y otro más en talla de madera y ha sido testigo de la historia de Palmira desde sus orígenes hasta la actualidad.


Representa a la humilde mujer de Nazareth, que aceptó ser la Madre de Dios y madre nuestra. Las vestiduras y las joyas son la expresión de la veneración de los fieles que Ella misma pronosticó diciendo: “Bienaventurada me llamarán todas las generaciones”. Carga al Divino hijo en una mano y en la otra el rosario y una palma para que la sintamos nuestra.


Coronada en el año Mariano de 1954, fue declarada Patrona de la Parroquia y de la Ciudad.  A la Virgen se le atribuyen múltiples milagros. En el marco de los 300 años del cuadro de la Virgen, el Papa Francisco nos ha concebido la bendición Papal a través de Mons. Edgar de Jesús García Gil.




En su día nuestra Pastoral Social se hizo presente en la novena y la Santa Misa donde nos correspondió la reflexión sobre La Virgen María y el servicio.



“Alimentos con Amor” es un proyecto en donde la Alcaldía Municipal, la Diócesis de Palmira a través de la Pastoral Social y algunos sectores de las comunidades rurales y urbanas de Palmira liderados por gestores y gestoras, se unen y en conjunto responden a la creciente necesidad de inseguridad alimentaria de las poblaciones. Sabemos que las necesidades son mayores y por ello además del proyecto, con gestión de la pastoral se entregan otras donaciones para incrementar la atención y/o fortalecerla. A través del proyecto a diario se entregan de lunes a viernes 1000 raciones de alimentos en caliente a través de 20 puntos comunitarios de asistencia alimentaria, de los cuales 12 se encuentran en el casco urbano de nuestra ciudad y 8 en la zona rural.
Este es un proceso que requiere toda la experticia de profesionales que hacen posible que lleguen los mejores alimentos y en las mejores condiciones para entregar un plato digno y nutritivo.


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