El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre la población femenina causante del 14% de las muertes anuales. Es importante no solo recordar este día, sino también tomar consciencia sobre esta terrible enfermedad, y reconocer nuestra fragilidad frente a ella.
El Papa Francisco en el octavo capítulo de su Exhortación Amoris laetitia, resalta tres verbos para saber cómo actuar ante esa fragilidad humana: *“Acompañar, discernir e integrar”.* Estas tres actitudes nos permiten encaminar nuestra vida cristiana y más aún cuando se sufre una enfermedad como el cáncer.
1. Acompañar. El cáncer es una enfermedad en la que necesitamos especialmente sentirnos arropados. El acompañamiento es crucial para animarnos, ayudarnos y cuidarnos.
2. El discernir nos invita a escuchar, a estar atentos a nuestra salud, a cómo nos sentimos y actuar responsablemente. Necesitamos pues tiempo para realizar los controles prescritos por los médicos.
3. Integrar a quienes sufren por cualquier causa, también por una enfermedad, es crucial para la construcción de una sociedad más justa y compasiva.
Y es que quien acompaña y discierne tiene siempre presente el corazón misericordioso y compasivo de Jesucristo, percibe como propio el dolor del otro y ayuda en su integración en la vida cotidiana.
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