Sobran quienes tienen pluma pagada y su palabra vendida
En este día de los periodistas queremos desde nuestra vicaría de la cual hace parte LA DELEGACIÓN DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN felicitar al Padre Johan Alexis por su trabajo que junto a un grupo de laicos viene desarrollando en la diócesis en torno al tema de los medios de comunicación, al igual que a FIPU (federación internacional de prensa de los pueblos) grandes aliados del trabajo de la pastoral social de la Diócesis de Palmira, a todos los periodistas de la Q DIGITAL y los demás amigos periodistas de Palmira y Colombia, especialmente aquellos que defienden los valores de un periodismo ético y al servicio de la verdad.
Del ser periodista debe derivar el afán por buscar y transmitir la verdad, y hacerlo de cara a lo que lo impide, esto es, las ideologizaciones, el encubrimiento, la difamación debe ser un objetivo principal en este momento de nuestra querida patria.
No podemos hablar simplemente del poder de los medios, sino de la autoridad (confianza y credibilidad) que éstos puedan tener cuando se constituyen en instrumentos al servicio del cambio social (de la exclusión la inclusión), al servicio del pueblo (dando voz al silenciado o al que ha sido sometido al anonimato), al servicio de la verdad (honradez con la realidad). Aquí la comunicación implica no sólo llegar al otro, sino llegar con lo mejor para el otro.
Todo periodista debe ser un comunicador excepcional y ejemplar porque con él la realidad de las mayorías debe tomar la palabra, la conciencia crítica se debe desarrollar, la verdad tomar concreción histórica, y los clamores y esperanzas de los pobres hacerse reales en el imaginario colectivo. Estos rasgos constituyen lo que podríamos llamar un perfil de comunicador, de un periodista (comunicación que humaniza). Un periodista para nuestros tiempos significa servir a la realidad y los intereses de las mayorías pobres, porque esos son los intereses verdaderos y objetivos de la realidad. Y este servicio se hace en un lugar y tiempo, donde predomina la mentira, el encubrimiento, la represión y la muerte.
¿Cuándo se revela el carácter de un comunicador? En los momentos en que la verdad aparece oprimida y la honradez con la realidad no parece ser un comportamiento habitual. ¿Cómo surge? Con una modalidad inusitada: siendo voz de los que tienen oprimida su voz. La deshumanización de los llamados “grandes medios de comunicación”, tienen expresiones y consecuencias concretas que afectan negativamente a la gente, a los periodistas y a los mismos medios. En esta línea quiero señalar los siguientes rasgos: en un país donde los medios son manipulados por quienes ostentan el poder y cuentan con todos los medios de comunicación, la justicia es nuestra fuerza, la verdad es lo que hace grande la pequeñez de los medios alternativos. Por eso se les teme; sin duda su gran incidencia en la conciencia colectiva, y la capacidad para contrarrestar el bloque hegemónico de la comunicación en la sociedad colombiana, no derivaba de su tecnología (que es modesta y limitada), ni de un irrestricto respeto a la libertad de expresión (que es constantemente amenazado por la cruel represión y persecución política), ni es el producto de una compleja organización comunicacional (que en muchas circunstancias resulta difícil), sino de su fuerza profética (valentía para buscar y comunicar verdad) y de su fuerza ética (honradez consigo mismo y con la realidad).
No es mi objetivo en este escrito hablar propiamente de un modelo de comunicación, pero sí inferir algunos criterios básicos para hablar de una comunicación humanizadora. El Papa Francisco considera a los medios de comunicación social y a los periodistas como “instrumentos al servicio del pueblo para la transformación de la sociedad”.
Desde esta perspectiva, ya no podemos hablar simplemente del poder de los medios, sino de la autoridad (confianza y credibilidad) que éstos puedan tener cuando se constituyen en instrumentos al servicio del cambio social (de la exclusión la inclusión), al servicio del pueblo (dando voz al silenciado o al que ha sido sometido al anonimato), al servicio de la verdad (honradez con la realidad). Aquí la comunicación implica no sólo llegar al otro, sino llegar con lo mejor para el otro. Siendo así presento dichos criterios básicos para hablar de una comunicación humanizadora:
-La puesta en práctica de una ética de la recepción que valora a la audiencia no como simple receptor, cliente o usuario, sino como personas concretas, sujetos de derechos, de responsabilidades, de necesidades, de posibilidades, de discernimiento crítico (que la gente haga sentir su voz).
-El compromiso de fomentar conciencia colectiva con criterios éticos y políticos que favorezcan la refundación de la sociedad sobre la base de la verdad y la justicia.
-El fomento de la memoria histórica como antídoto para la fugacidad, la instantaneidad y el olvido, al que tienden la mayoría de las empresas de comunicación.
-El cultivo de un tipo de comunicación al servicio de la participación ciudadana informada.
-El fomento de un tipo de comunicación al servicio de la verdad. Denuncia la mentira, desenmascara el encubrimiento y fustiga la trivialización de la realidad.
-El fomento de un tipo de comunicación que crea comunidad y solidaridad.
En fin, una comunicación humanizadora al estilo de Jesús por su talante compasivo (se conmovía al ver a las mayorías angustiadas y desvalidas); su actitud crítica frente a los que oprimían al pueblo en la esfera social, política o religiosa; y una actitud solidaria con los excluidos de su tiempo.
!FELIZ DÍA PERIODISTAS!
Vicaría para la promoción de la Vida, la Reconciliación y la Paz
Por: Padre Arturo Arrieta A.
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